Julio 2017
Una vez más regreso a ustedes para entregar el ya conocido recuento de los accidentes fatales que ocurrieron o afectaron a nuestra comunidad de montañistas, escaladores, excursionistas y otros, ocurridos entre octubre del 2016 a marzo del 2017 (inclusive), en los ambientes de montaña de Chile.
Como es habitual, continúo remarcando que esta recopilación no se da por generación espontánea y que su existencia solo es posible gracias a la colaboración desinteresada de un número importante de personas, entre las cuales ahora puedo mencionar a Natalia Seguel, Hernán Puga, Leo Martínez, Héctor González, René Cárdenas, Cristián Vidal, Marcelo Noria, Alejandra Leiva, Sebastián Osorio, Luis Mardones, Sebastián Rojas Carvajal y Nicolás Panza. A todos quienes aprovecho aquí de agradecer sinceramente una vez más.
Comencemos entonces con la revisión de estos incidentes, en estricto orden cronológico.
Cerro Provincia
Construir las bases de un debate de calidad en el fenómeno de accidentabilidad en nuestros ambientes de montaña exige primero y antes que nada contar con datos precisos. Dejando para otra ocasión, la búsqueda de negligencias, culpables o errores en los eventos que se describen. Sin embargo, debo admitir que en el siguiente caso se me hizo particularmente difícil guardar silencio debido a la cantidad y calidad de las aristas involucradas. Me refiero por supuesto a los incidentes que rodearon a la desaparición de dos jóvenes chilenos a mediados de octubre en los faldeos del cerro Provincia.
Remitiéndonos solo a los hechos, estos señalan que el 15 de octubre se estaba realizando la carrera de trail running The North Face Endurance Challenge 2016, una cuyo punto de partida y llegada para casi todas las distancias eran las instalaciones del Club Deportivo Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo. Joaquín Castillo (de 19 años de edad) y Vicente Charpentier (de 22) estaban al tanto de ello y se dirigieron al lugar para, según comentaron a sus cercanos, ver la carrera desde algún punto favorable. Se tiene registro de ellos ingresando a San Carlos de Apoquindo, y también de una conversación que mantuvieron con un guardaparque del Parque Aguas de Ramón. Instantes en los cuales ellos ya sabían que se venía mal tiempo y que por ello, o porque era tarde, confirmaron que solo subirían hasta la cascada del Salto de Apoquindo. Sin embargo las horas pasaron, llegó la tormenta con inusitada fuerza y, a las 19 horas, Charpentier envió un mensaje por su celular que decía exactamente lo siguiente: “Mamá cerro provincia manda helicóptero. avisa al gope”.
Sería lo último que se sabría de ellos.
Como es de comprender, y disculpen la expresión, se armó la grande. Y no es posible aquí describir todo y cada uno de los incidentes que se fueron desarrollando a partir de ese momento, propios de lo que es una conmoción pública que saca a relucir generosidad y desprendimiento pero también circo.
Si tuviéramos que describir la búsqueda misma, puede decirse tranquilamente que fue larga, masiva e intensa, participando centenares de personas, entre rescatistas, voluntarios, civiles y militares. Esfuerzos que lamentablemente se revelaron infructuosos, pues los días fueron pasando, la nieve comenzó a derretirse debido al calor primaveral y de los jóvenes nunca nada más se supo.
Parte del problema fue que no se sabía exactamente el recorrido que ellos habían seguido y las teorías abundaron, desde quienes insinuaron que simplemente se habían escapado a otro lugar, hasta quienes estaban convencidos que a pesar del clima ellos habían seguido hacia arriba, en dirección a la cumbre del Provincia, porque en su cima se encuentra un domo que podría haberles dado protección. Elaboraciones acompañadas de búsquedas laboriosas, pedidos a España por la clave de la cuenta que Charpentier tenía en Wikiloc y cualquier otra cosa que pudiera dar una luz de esperanza. Incluyendo consultar mediums.
Uno de esos recursos que se estaban usando para dar con los muchachos eran los sobrevuelos que hacía un avión del Servicio Aerofotogramétrico de la Fuerza Aérea de Chile (SAF), en los cuales se sacaban 500 fotos por minuto que se entregaban al Comando de Incidentes. Precisamente una semana y media después de la desaparición de los jóvenes, algo delató una imagen y, el 26 de octubre, personal del GOPE fue enviado en helicóptero al sitio. Quienes ahí encontraron a Charpentier (con los dos celulares en su poder) y, 35 metros más abajo, a Castillo. A unos 200 metros de la cumbre misma del Provincia, en su vertiente oeste; efectivamente como si ellos hubieran venido subiendo por la quebrada de la Pichoga. Todo indicando que los jóvenes no habrían sobrevivido a esa primera noche debido a la hipotermia.
Eso son los hechos. A los cuales, creo que también sería pertinente hacer algunos alcances para dejar las cosas más en claro.
Por ejemplo, que, tal y como aquí se desprende, que los jóvenes no eran parte de la carrera, que los cuerpos no fueron encontrados gracias a la información suministrada por Wikiloc (sino que por el análisis de las fotografías aéreas), que es cierto que la tormenta en el área del cerro Provincia fue absolutamente anormal para la época (con viento, nieve y sensaciones térmicas subcero), y que, por último, la supuesta inexperiencia de los jóvenes… es debatible. O sea, depende del punto de vista con el cual se mire. Esto porque Charpentier sí tenía experiencia, pero como trail runner; no como montañista. Lo que desencadena toda una reflexión acerca de las limitaciones de un deporte que es atractivo pero cuya única defensa contra los imponderables es el rendimiento físico.
No obstante, tal conversación, y sus más que esperados acalorados argumentos, es para otro día. No aquí, no ahora.
Dientes de Navarino
Al mismo tiempo que se efectuaba la carrera en el cerro Provincia, el 15 de octubre, la ciudadana española Virginia Maldonado, de 62 años de edad, llegaba a la ciudad de Puerto Williams con la intención de visitar la zona. Pasó una noche en la ciudad y ahí conoció a un par de excursionistas que intentarían realizar el circuito largo de varios días de duración en torno a los Dientes de Navarino; panorama que entusiasmó tanto a Maldonado que la llevó a partir con ellos en la modalidad de “juntos pero separados”.
Sin embargo, al día siguiente, a medida que avanzó la jornada, ineludiblemente ella se fue quedando atrás, hasta, tras pasar la cumbre del cerro La Bandera, quedar sola. Los excursionistas a quienes seguía no la vieron más y Maldonado tampoco fue vista de regreso en Puerto Williams. Solo se supo de ella un par de días más tarde, cuando su cuerpo fue encontrado con evidencias de fractura cervical en el empinado acarreo que da acceso a la laguna El Salto. Sin que quedara claro si el accidente le habría ocurrido de ida, en su esfuerzo por continuar con el circuito y alcanzar a las otras personas, o regresándose, tras haberse dado cuenta que la aventura excedía sus posibilidades.
Torres del Paine
El 22 de octubre partió temprano desde el Ecocamp de Torres del Paine un grupo guiado de 6 pasajeros para realizar la clásica caminata al Mirador de las Torres, dentro del cual estaba el brasileño Francisco Silva, de 30 años de edad.
Infortunadamente, cuando llevaban menos de 4 kilómetros, antes del Paso de los Vientos, este sufrió un paro cardíaco súbito, el cual, como es de comprenderse, desencadenó frenéticas maniobras entre los guías presentes para estabilizarlo (incluyendo la pronta llegada de un DEA). Sin embargo, todos estos esfuerzos se demostrarían inútiles, Silva no se recuperaría y terminaría por fallecer.
La Campana
Ese octubre definitivamente fue un mal mes. Porque a los casos de Charpentier, Castillo, Maldonado y Silva, hubo pronto que agregar el de Luis Conejeros, un caballero de 68 años de edad, que el 31 de octubre estaba en el Parque Nacional La Campana junto a dos sobrinos, de 7 y 8 años. Cuando, mientras se encontraba entre la Piedra Andina y la Primera Aguada, en el Sendero del Andinista, sufrió también un paro cardíaco súbito; uno que también se revelaría fatal.
Aguas Claras
El 8 de diciembre del 2016 el club Águila Azul había organizado una salida para acampar en Aguas Claras, a unos 2.600 metros sobre el nivel del mar siguiendo el curso del río Colorado, en dirección al Tupungato. El grupo lo componían aproximadamente 20 personas y, típico de este tipo de salidas, estaba liderado por las personas que tenían más experiencia.
Para ese fin de semana se esperaba algo de mal tiempo, pero los parámetros bajo los cuales se iba a desenvolver la actividad permitían cierto margen de maniobra. Por eso no hubo cambios en lo planificado, al grupo llegó al sitio y, mientras un arriero se llevaba la carga directo hasta el campamento, ellos dieron inicio a la caminata.
A Baños Azules llegaron en medio de la lluvia y algo distanciados, pero a vista. Instantes en los cuales un matrimonio manifestó su intención de querer devolverse debido al cansancio; sin embargo a esas alturas, y considerando lo poco que faltaba para el campamento, era mejor continuar. Así es que dos personas, Jorge Jofré y Gerardo Vergara, ayudaron al esposo y se fueron con él más rápido, mientras que Ximena Moreno, de 63 años de edad, se ofreció para irse atrás con la dama en problemas; quién en realidad no estaba mal, sino que solo se desplazaba más lento.
En esos momentos la noche se acercaba y la tormenta no hacía más que incrementarse, llegando a ser tan severa que el mismo arriero optó por quedarse en Aguas Claras y no devolverse. Los varones llegaron al campamento, dejaron al esposo protegido y volvieron en busca de las damas. Pero, con la lluvia y el viento pegándoles de frente, fue difícil ubicarse y apenas pudieron dar con la esposa, la cual venía subiendo cansada, mojada y sola; pues ahora había sido su respectiva acompañante, Moreno, quien se había ido quedando atrás.
La situación era delicada, así es que ahí mismo Jofré y Vergara armaron un campamento de emergencia y le prestaron debida asistencia a la mujer; luego de lo cual continuaron bajando para saber de Moreno. No obstante la borrasca era tan fuerte, y la visibilidad tan mala (ya era de noche), que apenas se ubicaron y, sin alternativas, optaron por regresarse a la carpa que habían recién establecido para esperar a que las condiciones mejoraran.
Solo de madrugada, y con la tormenta ya acabada, pudieron reiniciar la búsqueda, para finalmente encontrar el cuerpo sin vida de Moreno, víctima de la hipotermia, al lado del puente sobre el estero Azufre.
Lagunillas
Terminó el año, vino el verano y febrero parecía irse sin mayores incidentes, hasta que el sábado 25 se dieron en la zona cordillerana del centro de nuestro país las típicas condiciones climáticas que hacen generar aluviones: chubascos intensos y elevada isoterma cero.
Y así fue. Efectivamente se desencadenaron aluviones. Pero el problema esta vez fue la caja de resonancia en la cual se dio el fenómeno porque, de nuevo, la entendible preocupación de una población bien intencionada se amplificó por la histérica reacción de los medios de comunicación, quienes comenzaron a informar con tal intensidad que en el resto del país (y en el extranjero también) se dio la impresión que el Cajón del Maipo se estaba deshaciendo entero.
En tal estado de confusión, fue difícil separar lo real de lo ficticio y toda persona urbana que sabía de algún familiar, cercano o conocido que había dirigido sus pasos al Cajón del Maipo ese fin de semana, comenzó a presentar denuncias por presunta desgracia. Que es la razón para explicar porque al principio se comunicó un número tan elevado de víctimas/desaparecidos (20, 30, 40…) Fenómeno de pánico social que debe ser criticado porque los escasos recursos civiles e institucionales que fueron enviados esa misma noche a ayudar, y en los días siguientes también, se malgastaron en búsquedas inútiles mientras que había otras zonas dónde efectivamente se necesitaban. Un nuevo ejemplo de por qué la carencia de cultura de montaña en la sociedad como un todo entorpece y termina por pagarse caro.
Cuando hubo un poco más de calma, se confirmó que la principal tragedia había ocurrido en el sector de Los Rulos, camino a Lagunillas, donde un masivo aluvión había bajado por el lecho del estero Los Rodríguez y había impactado a los campistas que allí se encontraban: Mario Reyes (30), Carlos López (38), Francisco Olivares (36), Rogelio Bravo (28), Karin Araya (19), Marcelo Suazo (22) y Gabriel Castro (23).
Tomaría su tiempo recuperar los restos mortales de estas personas (salvo el de Reyes que a la fecha aún continúa desaparecido). Sin embargo, existe la sospecha que podrían haber más víctimas, pues testigos afirmaron que en el lugar se veían más carpas y personas.
Aguas Calientes
Tres jóvenes, Constanza Quijada (25), Cristina Fernández (23) y Rodrigo Troncoso (24), se dirigieron el martes 7 de marzo al área de Termas de Chillán con la idea de hacer la excursión al valle de Aguas Calientes, uno que se encuentra a unos 3 kilómetros al sur del volcán Chillán Viejo, a unos 2 mil metros de altitud. Pero en algún momento de su recorrido extraviaron el sendero y, con el clima deteriorándose a cada minuto, no les quedó más alternativa que hacer campamento donde estaban.
Como es de comprender, pasaron una mala noche y, al amanecer, emprendieron regreso. Sin embargo las condiciones climáticas empeoraron y, al pasar por la Piedra del Diamante, con ellos mojados, moviéndose en contra del viento y una sensación térmica sub-cero, Quijada entró en un cuadro de hipotermia. Uno que la dejaría inconsciente y luego provocaría su fallecimiento en el mismo lugar. Esto a pesar de las maniobras de reanimación que Fernández le hizo por 20 minutos.
Cuando fue evidente que nada más podía hacerse, los muchachos continuaron el descenso y apenas tuvieron cobertura telefónica avisaron de lo ocurrido. Pronto, pasada las 15:00 horas, se gatillaría un operativo de ayuda entre Carabineros y el Cuerpo de Socorro Andino de Las Trancas, grupo que bajo la lluvia pronto dio con los muchachos y que después, tras caminar 40 minutos bajo granizo, accedieron al lugar donde se encontraba Quijada, constatando su fallecimiento.
Conexos
Con respecto a los incidentes que yo denomino “conexos” (que pueden o no ser incluidos dependiendo de las definiciones utilizadas), están las otras víctimas que dejó el alud de febrero. Como el caso de la niña Florencia Frías (12), que falleció cuando el vehículo en el cual viajaba con su familia fue arrastrada por un alud en la zona de las Termas del Flaco; o el de Jorge Bustamente, suboficial en retiro que fue llevado por el aluvión en el estero Pocuro del Río Aconcagua. También está el caso de un agrónomo que andaba con un grupo de colegas tomando muestras de árboles en la zona del Pucará de Chena y que se cayó por su ladera oriente. O la triste muerte de Martín Villarroel, que al saltar la Poza del Gringo en Valle de los Cóndores, se golpeó la cabeza y fue arrastrado por el río Maule, esto a pesar de los denodados esfuerzos de sus compañeros por salvarlo. O la niña Catalina Muñoz, de 12 años, que falleció en la zona del lago Collico debido a la caída de un rayo…
Y de los no fatales, un listado cualitativo y no completo sería algo así como lo siguiente. En octubre, dos finlandesas con problemas en el Manquehue, dos varones en La Campana, un corredor en Quebrada de Macul, cinco excursionistas en laguna Huemul, un carabinero en quebrada de Macul con fractura de fémur al descender del helicóptero durante operaciones de rescate, una dama caída por la ladera del Manquehue, hipotermia y deshidratación en el volcán Osorno… En noviembre, un excursionista en el San Ramón, tres chilenas en el refugio los Cuernos de Torres del Paine, una accidente de una joven en el Punta Negra que requirió evacuación aérea, un adulto mayor en Baños Morales, una fractura expuesta de una joven en el Pochoco, 2 alemanes perdidos en Ensenada… En diciembre, fractura de tibia y peroné en quebrada de Macul, lesión grave en el rostro en Punta Zanzi, una rodilla empotrada en El Alfalfal… En enero, un adulto mayor desorientado en quebrada río Covarrubias, un hematoma en el muslo por golpe de roca en cerro Vega… En febrero, múltiples fracturas de un varón de 50 años en cerro Orolonco, una fractura expuesta de tibia en Cochamó, dos varones deshidratados en El Belloto, un joven en el Provincia con lesión en la rodilla… En marzo, 3 jóvenes en cerro La Cruz, un adulto mayor de 72 años en La Campana y más problemas con personas en el Manquehue y Sierra de Ramón…
Por todo lo cual hoy quisiera terminar el reporte con solo dos palabras más: mejor cuídense.

 


 

TAMBIÉN POR RODRIGO FICA:

Bajo la marca de la ira
BAJO LA MARCA DE LA IRA ( Apple / Kindle / Android )
Relato del último intento de fines del siglo pasado por realizar el primer cruce mundial longitudinal del Campo de Hielo Sur.

 

Crónicas del Anticristo

CRÓNICAS DEL ANTICRISTO ( Apple / Kindle / Android )
Compilación con las primeras 100 columnas escritas por el Anticristo. Incluye las escaladas más importantes realizados por la comunidad nacional de montañistas.

 

La esclavitud del miedo

LA ESCLAVITUD DEL MIEDO ( Apple / Kindle / Android )
La historia de las expediciones chilenas en Himalaya (hasta el año 2012) y sus respectivos esfuerzos por sobrevivir a los misterios de la zona de la muerte.

 

No me olviden

NO ME OLVIDEN ( Apple / Kindle / Android / Version papel )
Recopilación de todos los accidentes fatales ocurridos en los ambientes de montaña de Chile, por interacción riesgosa, entre los años 1900 y 2019.