Accidentes 2015 (Temporada Baja)

Como es la tradición, les repito de nuevo las reglas: centrado solo en los casos fatales, presentados en cierto orden cronológico, ocurridos entre abril y septiembre del 2015 inclusive (esto es, el período de relativa menor actividad), sin chistes de mi parte debido a lo serio del tema, incorporando incluso incidencias que no están directamente relacionadas con nuestra disciplina, tratando de entregar información de primera fuente, y siempre enfocado en los hechos y no en la búsqueda de culpables, responsables o negligencias.

Reporte que solo pudo completarse gracias a la desinteresada ayuda de varias personas, entre las cuales puedo mencionar a Alexis Rojas, Hernán Puga, Natalia Seguel, Vasco García, Leo Martínez, Daniel Tureo, César Galaz, Rodney González y otros.

Comencemos.

En la cordillera de San Fernando se han abierto varias nuevas zonas de escalada, tanto deportiva como tradicional. Una de ellas es la denominada “Los Húsares”, ubicada aproximadamente en el kilómetro 40 de la ruta I-45 (la que va a las Termas del Flaco). Adonde este 3 de julio último se dirigieron 7 personas para equipar y escalar.

Precisamente una de esas cordadas estaba en “Tranquila Quila”, una ruta de escalada deportiva de 12 chapas y 29 metros. Tras ser encadenada por uno de ellos, el segundo subió asegurado desde arriba y, para bajar, ellos decidieron hacerlo usando la técnica de rapel simultáneo, lo cual lo harían usando aparatos de bloqueo automático y con nudos en los extremos de la cuerda.

Si bien es cierto que ambos partieron desde arriba al mismo tiempo, uno de ellos se encargó de ir sacando las cintas exprés, lo que permitió que su compañero llegara primero al anclaje de abajo. Y aquí fue donde hubo un problema: la cuerda llegaba muy justo a la reunión. Esto obligó al respectivo escalador a hacer algunos acomodos para resolverlo, lo que en algún momento, y de forma inadvertida, hizo que la cuerda se fuera y provocara la falla de sustentación de su compañero, Gino Polidori, de 34 años de edad. Quien cayó lo que le faltaba por bajar al anclaje, 10 metros, más otros tantos de aproximación de IV grado que esa ruta tiene en su base.

Polidori quedó en estado grave y recibió inmediatamente y debida asistencia de parte de César y Rodrigo Galaz, quienes estaban en el grupo y eran también miembros del CSA filial San Fernando. Luego de lo cual habría movimientos varios que derivarían en la evacuación de Polidori en camilla con la ayuda del GOPE y Bomberos.

Una vez alcanzado el camino de auto, sería ingresado en una ambulancia que lo llevaría al Hospital Regional de Rancagua, donde Polidori se debatiría entre la vida y la muerte por 3 días. Lamentablemente terminando por fallecer producto de las heridas producidas.

La delegación Puerto Varas del CSA realizaba el 4 de julio una sesión de prácticas en el volcán Osorno, con unas 10 personas.

Un poco antes de las 10:30 de la mañana uno de los aspirantes, Fernando Morales de 41 años de edad, y debido a lo duro que estaba la nieve, fue a calzarse los crampones; maniobra en la cual perdió el equilibro, se resbaló por la pendiente y cayó unos 250 metros, hasta detenerse por sí solo en un plano.

Como es de comprender, la caída lo dejó polifracturado. Al igual que el caso anterior, aquí también pronto sería auxiliado correctamente, siendo inmovilizado y trasladado en camilla cerro abajo, donde luego una ambulancia lo llevaría primero a la Clínica Alemana de Puerto Varas, y de ahí luego al Hospital Base de Puerto Montt, donde quedó internado.

Sin embargo, con el paso de los días aparecieron complicaciones y tres semanas después de ocurrir el accidente, el 26 de julio fallecería por una pancreatitis.

El tercer incidente ocurrió el 3 de agosto, un poco más al norte, en la VIII región.

Dos jóvenes, Luciano Cuneo, de 24 años, y Olivere Maxwell Musgrave, brasileño de 28, se movían en el sector de la pista El Huinche, Centro de Esquí Termas de Chillán. Cuando Cuneo, haciendo snowboard fuera de pista y usando casco, fue atrapado por una avalancha. Maxwell Musgrave salió ileso y pudo dar aviso de lo ocurrido, generando el frenesí habitual que da paso a este tipo de desgracias.

Según las versiones que pude escuchar, los pisteros habrían llegado en motos de nieve y les tomaría 50 minutos encontrar a un Cuneo herido e hipotérmico. Lo atenderían primero en el Centro de Esquí, desde donde sería trasladado con el SAMU hasta el hospital Herminda Martin de Chillán, trayecto en el cual fallecería debido a la gravedad de su estado.

El último caso de la temporada ocurrió a fines de septiembre, en el volcán Villarrica.

Se trató de Julio Lorca, un chileno de 40 años de edad que, viajando desde Santiago en bus, se registró en el control de acceso de CONAF el día martes 22 de septiembre, avisando que quería hacer una caminata.

Tras ingresar, comenzaría a enviar mensajes de texto en los cuales advertía que no iba a regresar; los cuales, como es de comprender, alertó a sus cercanos acerca de lo que estaba ocurriendo y derivaron en algún momento en un operativo de búsqueda.

Los medios de prensa afirmaron que este comenzó al día siguiente, a cargo de varias organizaciones (GOPE, CONAF, CSA). Como el clima no estuvo bueno, solo darían con él el lunes 28, encontrándose su cuerpo sin vida en la base del antiguo andarivel 6. Lorca no vestía ropas de montañista, ni tenía equipo apropiado para nada. Claramente todo indicaba que se trataba de un suicidio.

Solo mencionar esta palabra trae aparejado una cantidad importante de temas conexos. Desde las razones por las cuales alguien desea hacerlo, al tipo de salud mental, temporal o permanente, bajo el cual la víctima estaba al momento de realizarlo. Aspectos que escapan al alcance de este recuento.

En cuanto a la perspectiva histórica, vuelvo a repetir lo que dije algún tiempo atrás. Hay muy pocos casos de suicidios comprobados en montaña. Pero la razón más bien se debe no tanto a la incidencia misma del fenómeno, sino que a la dificultad, si es que no a la carencia absoluta, de una apropiada posterior investigación forense.

Y luego tenemos la lista de incidentes que no tuvieron resultado fatal y que aquí se referencian de una manera muy somera, más que nada para tratar de cuantificar el fenómeno.

En Chacabuco hubo una nueva caída de puntero que terminó en la fractura del pie del involucrado; otro escalador deportivo terminó inconsciente por una caída de roca que impacto una cabeza que no usaba casco; en septiembre en el volcán Antuco un andinista se cayó por la pendiente y, sin querer, derivó en que el compañero que iba a ir en su ayuda se fuera para abajo también (resultando ambos con múltiples fracturas); en septiembre en la Quebrada de Macul dos personas de 64 y 65 años venían bajando tras hacer cumbre en el cerro Ramón y se cayeron en dirección a La Gotera, debiendo pasar la noche a pelo y siendo necesarios rescatarlos en helicóptero; en julio un montañista tuvo una seria caída, cuando venía esquiando el cerro Peine (Altos del Lircay) y tuvo la mala fortuna de encontrar una capa de hielo escondida bajo 5 centímetros de nieve fresca; en julio en la precordillera de Santiago un joven de 18 años se cayó y quedó inconsciente, pasando la noche a la intemperie y al día siguiente siendo rescatado por el GOPE; el caso del joven perdido en el Parinacota y que apareció días después vivo; un accidentado en junio en el Manquehue; una caída en las Palestras del Manzano por cuerda corta, etc., etc., etc.

A los familiares y amigos de las víctimas, mis más sinceras condolencias. En serio que sí. Nada que diga podrá llenar los vacíos producidos.

Excepto recordarles que no están solos. Y eso, a veces, ayuda. Un poquito.