Marzo 2015
Esta es la segunda parte, y final, del recuento de las actividades más notables realizadas por la comunidad de montañistas nacionales entre marzo y septiembre, inclusive, del año del señor del 2014.
No hay muchas gracia ni humor, pero el deporte y su difusión no debe detenerse porque sencillamente a mí se me acaben los chistes.
Comencemos…
Rojas, Gutiérrez y Compañía Limitada
Sebastián Rojas y Nicolás Gutiérrez unieron esfuerzos, en ocasiones acompañados por algún tercero, y tuvieron una temporada intensa, dentro de la cual me parece pertinente resaltar cuatro actividades.
La primera ocurrió en el cerro Freile, de 4.598 metros, Andes Centrales, valle del estero Marmolejo. Cerro cuya roca, para quienes lo han mirado bien, se parece sospechosamente al granito. ¿Es tan así? Sí, así es. ¿Buen granito? Eh… depende.
Con una ruta normal que recorre el filo que lo conecta con el macizo principal al cual pertenece (Punta Italia-Cortaderas), el Freile tenía solo otro recorrido conocido, abierto por su Filo Este de manos de los macanudos Waldo Farías y Fernando Fainberg, a cuya ruta la denominaron “Inanición”. Sí había habido también un intento penca por la Pared Sur, realizado por Cristóbal Cament y Rodericus Kaffi en las navidades del 2013, en las cuales tuvieron que salir arrancando a peñascazos, con pelucas y cuerdas rotas.
Pero era cosa de mirar bien no más. Lo cual sí hicieron Gutiérrez y Rojas algunos meses más tarde, en abril, al intentar el mismo Freile pero por la pared norte, algo que consumaron en su estilo: rápido, alpino y fulminante. Gengis Khan total.
Un día de aproximación, en el otro levantada temprano, con las primeras luces entrando y escalando en simultáneo casi toda la pared. O sea, 800 metros. Solo se aseguraron un poco por aquí, un poco por allá y también en el filo final, que es bastante aéreo. Escalaron con una cuerda, un rack simple y botas.
Luego, a fines de mayo del 2014, y ahora acompañados de Francisco Arancibia, se enfocaron en un contrafuerte ubicado entre la primera y segunda canaleta al este de la Pared Sur del Arenas. Con buena roca al principio, esta se fue deteriorando progresivamente, hasta convertirse en horribles en los últimos tres largos, los cuales, además, no eran fáciles. La ruta la llamaron “Andinos del Maipo”, con 1.000 metros y dificultades de 85°, M6, A2; con una pasada con bolts. Realizaron un vivac en el séptimo largo y el descenso lo efectuaron por el valle del Mesoncito.
Y de ahí se fueron a intentar el cerro Torre; sí, el mismo. En invierno y junto a Nicolás Tacul. Estuvieron en la zona por 5 semanas, pero tristemente les tocó mal tiempo y nada que hacer. Período en el cual también probaron la Cara Este del Domo Blanco por la ruta Súper Domo, pero solo pudieron subir 6 largos y súper chao.
Tiempo después, al ir terminando el invierno, y ya de regreso por Santiago, se darían tiempo para algo más, cuando en la segunda quincena de septiembre abrieron una nueva vía en la punta Balcón, en la misma área del cerro Arenas. Mil metros con tres resaltes verticales de dificultades M5+, M4 y M3.
¿El nombre de la ruta? Bajón en el Balcón.
El quinto elementento
Saltemos al Himalaya, donde hubo tres actividades con algún grado de conexión con nosotros: dos al Everest y una al Dhaulagiri. Con respecto a las primeras, nada que decir, porque una era de negocios, no deporte, y la otra de tan anónima que era, al final ni el que iba supo qué paso.
Pero sí del Dhaulagiri, la séptima montaña más alta del planeta, 8.167, y que es, junto con el Shishapangma, el mono porfiado para Chile. Ni yo me acuerdo de memoria cuántos intentos nacionales tiene. ¿Veamos? Purto y compañía, Wechupún, Guzmán y Kaffi, las chicas superpoderosas y ahora, pre monzón del 2014, el que debería ser el quinto intento. Un esfuerzo privado por la ruta normal liderado por Rodrigo Vivanco y que incluía a Marcelo Quiroz, Andrés Marángunic y Alejandro Mariño (médico).
La historia no tiene grandes sorpresas. De Santiago salieron el 2 de abril, de Katmandú el 8, aproximación estándar y llegada el 15 al Base (4.600). Y ahí iniciaron un sube y baja que ni te cuento.
Sorteando tormentas varias, arribarían el 18 al Campo I (5.700), pero el 21 estuvieron de regreso en el Base tras fuertes nevadas. El 25 partieron otra vez para arriba; de ahí al I y luego en algún momento al II (6.400). Vuelta a bajar al Base con la idea de descansar dos días antes de tratar de montar el III (7.300) y hacer un primer intento de cumbre. El 30 de nuevo para arriba, pero cinco días después para abajo, porque las condiciones meteorológicas no los acompañaban y se hablaba que la inestabilidad iba a durar por al menos 10 días más.
Aún así, con la esperanza que los eventos se dieran para hacer cumbre el 11, partieron por segunda vez el 7 (para arriba), pero el clima no lo permitió (para abajo).
Luego de lo cual se fueron, por haberse cumplido su período de escalada.
Vaselina o morir caminando
Entrando en agosto, se llevaron a cabo dos expediciones muy interesantes.
La primera de ellas relacionada con el germano Arved Fuchs, un conocido nuestro por algunas expediciones que llevó a cabo en el sur de Chile décadas atrás. Ahora invitando a Pablo Besser para realizarle el ascenso a la montaña más alta del Ártico, el monte Gunnbjørn Fjeld, de 3.693 metros, ubicado en Groenlandia, o sea territorio de Dinamarca.
Tal cerro es subido regularmente en avión hoy, o sea súper barato. Pero la idea de Fuchs era hacerlo a la antigua. Con calzoncillos de franela. Y partiendo desde el mar, recreando la ruta original del primer ascenso realizado en 1935. Algo que solo había sido hecho en tres oportunidades anteriores y que, por supuesto, nunca había visto participación de chilenos. Lo digo en plural porque Besser a su vez también invitó a participar a Cristián Donoso. ¿Lo recuerdan? El mismo que había intentado el cruce transversal de la Península Antártica en el 2009-2010.
La logística, como es de imaginarse, fue compleja, incluyendo billetera y rifle para osos polares. En el terreno tendrían un período específico para ir y volver desde la costa, so riesgo de quedarse abandonados. Eso, o tener que aplicarse vaselina por enojos teutones. Como es habitual en las actividades de Fuchs, que incluyen hasta campeonatos de taca-taca entre focas, el intento del Gunnbjørn Fjeld se enmarcaba dentro de otro proyecto mayor denominado Expedición Pitterak.
La navegación partió en la costa alemana, luego Dinamarca, Atlántico Norte, Escocia, Islandia, Groenlandia y fiordo Jacobson, que significa el hijo de Lavín. El 1 de agosto comenzaron a patear; Besser, Donoso y un tercero que no importa.
Besser comentaría tiempo después que las jornadas iniciales fueron duras debido al mes de navegación previo que las antecedieron. Pero todos sabemos que el problema es el pan amasado. Lo que fuera, y teniendo luz las 24 horas del día, a veces con cuerda, a veces no, cruzaron el Songenfri y el Christian IV. De ahí intentaron el cerro y bingo, el 18 de agosto, a las 15:00 horas, cumbre.
¿Regresar? Pf. Fácil. Solo tenían que caminar 200 kilómetros en los 8 días que les quedaban. 200/8 = estamos jodidos. Pero la vaselina motiva. Que explica cómo fue que cumplieran con la meta y llegaran justo a la costa en la mañana del 26 de agosto.
Y a disfrutar.
Si no se puede por ahí, probar por acá
La segunda expedición a la cual hacía referencia recién fue el nuevo intento por realizar el primer ascenso del volcán Aguilera. Oh sí, de nuevo el volcán de apellido común. Uno que algunos en el sopor del alcohol y las drogas podrán recordar que fue mencionado en algún recuento anterior.
Una montaña localizada un poco al norte de la Falla de Reichert, Campo de Hielo Sur. Intentada en 1985 por el inglés Mathew Hickman, en 1989 por los japoneses de Eiho Otani, en 1993 por los británicos de James Novak, en el 2003 por David Hillebrandt, en el 2004 por David Hillebrandt, en el 2005 por David Hillebrandt y en el 2013 por ¿David Hillebrandt? No. Por Abdo Fernandezbrandt.
Ahora las cosas se ponían más serias pues los osados eran dirigidos por el niño de la barba de la fortuna, Camilo Rada, y su proyecto “Uncharter”, perdón, “Uncharted”. En invierno, que definitivamente es mejor, liderando un equipo que también incluía a la argentina Natalia Martínez, el estadounidense Evan Miles y las chilenas Viviana Callahan e Inés Dusaillant.
¿Por dónde entrar? Ajá. Gran punto. Una de las grandes apuestas de esta expedición. Una opción era a través de Kamchatka, pero no parecía buena idea. La otra era repetir lo que habían hecho todos los intentos anteriores, es decir acceder desde el Pacífico. Pero, en parte por decisión propia, en parte porque los dejaron botados, los “Uncharterers” tomaron una decisión radical. Prefirieron aproximarse desde el oriente, Argentina, ¿viste? A través del brazo Spegazzini del lago Argentino. Nunca antes intentado, lo que significa exploración, incerteza, rock and roll.
El 12 de agosto estuvieron en Punta Arenas, el 14 en Calafate, el 16 en el lago Argentino, instalando campamento en la rivera Oeste del brazo Spegazzini, casi directamente bajo el cerro Heim. Cinco días les tomó equipar el primer campamento sobre la planicie del glaciar Peineta, desde pudieron empezar a usar trineos para cruzar la meseta principal del Campo de Hielo Sur. En 5 jornadas adicionales estuvieron en la base del volcán, llegando rápido y en medio de clima bueno. Observaron un poco el cerro, definieron la ruta y listo. A darle.
Fue el 29 de agosto. Partieron a las 4 de la mañana, con 1.500 metros de desnivel a cubrir. Tomaron el filo norte y en 6 horas remontaron dos tercios de esos 1.500. Que es donde se puso más lenta la cosa porque tuvieron que atravesar un laberinto de seracs y rimayas, con mala visibilidad y los últimos metros además inclinados. Pero nada se les resistió y a las 18:30 hicieron cumbre. Impecable.
El regreso como es clásico no se comenta mucho pero suma. Que se aprecia bien en el hecho que en las carpas estuvieron de regreso a las 5 de la mañana del día siguiente. O sea 25 horas sin parar.
Como habían resuelto relativamente rápido el volcán Aguilera, y les quedaban días disponibles, aprovecharon de subir otros cuatro cerros vírgenes: Anacoreta (2.213), “Esperanza” (2.502), la cumbre norte del Spegazzini (2.283) y Octante (venga el burro).
La altitud registrada por Rada y sus amigos para el Aguilera fue de 2.478 metros.
El molido
En el Campo de Hielo Sur, pero mucho más al norte de donde se localiza el Aguilera, hubo un intento de ascenso invernal al volcán Lautaro, una montaña de 3.607 metros ubicado justo al sur de la Meseta de Todas las Madre, que no es lo mismo que la Madre de Todas las Mesetas. O que en Toda la Mesa con la Madre. La expedición estaba constituida por Carola Jozwicki (Argentina), Steffen Welsch (Alemania), Bárbara Donoso, Mario Sepúlveda y Juan Pablo Caldichuri de Chile; o sea 5 personas (brillante). Ellos entraron por el paso Marconi alrededor del 12 de julio y, usando esquís, lograron llegar hasta la base de la ruta normal, en el lado norte del cerro. Lamentablemente no les quedaban días disponibles y tuvieron que regresarse sin intentar la montaña, estando de regreso el 28 de julio. Es decir, 17 días de actividad. Lo interesante del asunto es que al parecer el volcán Lautaro no tiene ascenso en invierno… Por favor, no le digan a Rada.
En Europa de seguro hubo varios connacionales convulsionando connotada y coníferamente, dígalo de nuevo, pero de los que pude rescatar está primero Jimmy Mora, quien entre otras cosas, subió la Aiguille Verte y el Triangle du Tacul; también intentó el corredor norte del Dru, pero solo alcanzó a hacer 6 largos con su cordada y se bajaron, por mal clima. El otro ssshileno fue Nicolás Palma, quien estuvo 5 meses por allá e hizo la Cara Norte del Mont Blanc en esquí, la vía de los Suizos al Grand Capucin, la cara norte del Lyskamm Oriental y el gendarme central de la punta de los codos.
En Norteamérica, Rodericus Kaffi. Quien fue parte de un equipo internacional que abrió una nueva ruta en la tapia más grande de México: la Pared del Gigante. Esfuerzo que tomó 3 semanas y cuatrocientos kilos de hierba, en el cual participaron los españoles Uri Anglada y Jesus Ibarz, los mexicanos Beppe Torre y Rudy Salinas y el ya cuestionado Kaffi. La ruta se denominó “Amapola Exprés” (18 largos, 870 metros, 7c+) y fue abierta con la idea de liberarla en términos de escalada deportiva.
Para terminar, mencionar que Francisco Rojas y Jimmy Mora le hicieron un nuevo esfuerzo por lograr el primer ascenso nacional al Taulliraju, ubicado en Perú. Montaña difícil y que, para que estamos con cosas, quien lo logre, se ganará aquí algo.
Y, gracias a Dios, terminamos.
Salón de la Fama
Chato de escribir, solo me queda un trámite más. Premiar a lo mejor y a los mejores. Porque podrá ser todo una gran broma, o al menos parecer, sin embargo, esta sección realmente identifica a quienes se lo merecen. Nada de cocinas, amigotes o corruptelas.
Veamos. La Colchoneta de Tungsteno, para la Mejor Iniciativa, desierto. Como casi siempre no más. Puesto que, como nunca me aburro de repetir, debe ser entregado a aquel proyecto que logre ganar espacios en la sociedad como un todo. Limpiar una palestra de escalada, por más digna y encomiable iniciativa que pueda ser, de nada sirve si es que al día siguiente el área de escalada se cierra.
El premio al mejor rendimiento deportivo, nominalmente el Ajo de Molibdeno al Mejor Deportista, quedó vacante. Pero merece una explicación. Tal vacío es nada más que el resultado de lo elevado que ha estado la vara en las temporadas anteriores. Y como esto se trata de aquello del Altius, Fortius y Flaitus…
Pero lo que no pasó desapercibido para mí es “Andinos del Maipo”. Una de las magníficas rutas que Rojas y Gutiérrez abrieron junto a Francisco Arancibia. Una cuya exigencia de nivel técnico fue de rango completo: 1.000 metros, 85º, M6, A2. Incluyendo vivac, run out y roca bien chilena para sus cosas. Jeringa de Plutonio entonces para Sebastián Rojas, Nicolás Gutiérrez y Francisco Arancibia por Mejor Actividad Técnica.
Finalmente, como nunca hubo postulantes para el premio a la Mejor Expedición, la Brújula de Uranio. En rigor, estaban el Torre invernal, el volcán Aguilera, la participación de Kaffi en el Gigante, Dhaulagiri, el intento al volcán Lautaro y el esfuerzo de Besser en Groenlandia. Seis en total.
Si descartamos a los que no tuvieron éxito, quedan 3. Pero en el Gigante hubo solo un chileno, de un total de 5, así es que chau. Y entre Groenlandia y Aguilera, admito que cualquiera de estas dos podría haber recibido el premio. Pero como aquí tuvieron la mala gruta de toparse, hay que escoger una no más. Y punto. Y en ese sentido, el Aguilera es superior. Cumplieron su objetivo, con participación femenina mayoritaria, en invierno, abriendo un punto de entrada nuevo al Campo de Hielo Sur y realizando 4 nuevos primeros ascensos, con una expedición que cumple además los 4 criterios de la PAPA (E/E+). O sea, ¿qué más quieren?
Brújula de Uranio para “Uncharterers”, Rada y todas sus mujeres incluyendo al gringo.

 


 

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