Junio 2015
Una aerolínea metió la pata y me abandonó sin equipaje en uno de los países más ricos del mundo. Me dejaron en un hotel de 5 estrellas, donde, aburrido, me fui al gimnasio. Al elongar rajé el pantalón por atrás. Me subí a la trotadora con camisa blanca y jeans. Después me tiré a la piscina con la ropa puesta para que se lavara. Al salir, me desvestí y la dejé secando en el pasto mientras volvía a la pieza a pata pelada… Y después preguntan porque a los chilenos los encuentran ordinarios.
¿Y qué tiene que ver eso con el recuento?
Nada.
Comencemos. A continuación lo ocurrido en la comunidad nacional de montañistas, escaladores, exploradores y cualquier cosa heroica (o sea boulder no), acontecidas entre octubre del 2014 y marzo del 2015. Período que, al abarcar la primavera y el verano austral, ve la mayor actividad.
Compilación que pudo ser armada gracias a la ayuda de Francisco Rojas, Carlos Vásquez, León Délano, Diego Collao, Daniel Alfaro, Pedro Binfa, Sebastián Godoy, Vasco García, Natalia Seguel, Rodolfo Torrens, Juan Ruiz, Luis Concha, Nicolás Gutiérrez, Inés Dussaillant, Diego Señoret, Abraham Navia, David Erices, Alexis Rojas, Elvis Acevedo, Cristóbal Señoret, Marco Poblete, Jimmy Mora, Erick Vigouroux, Pablo Miranda, Ivonne Quiroga y Cipriaco John Coleman Boil.
En esta oportunidad, y a diferencia de lo que es la tradición, el recuento comenzará primero con los ascensos e intentos meritorios, ordenados territorialmente de sur a norte, dejando para la siguiente columna el compendio que trata de los accidentes.
Ojo, que es harto.
Subo, bajo, subo, bajo, subo, bajo…
Primero los hechos.
Los chilenos Juan y Cristóbal Señoret se unieron al argentino Iñaki Coussirat para abocarse a una idea que les rondaba desde hacía tiempo: realizar la travesía de las Tres Torres del Paine.
Para ello, y sin mediar depósitos o ayudas, partieron de la Hostería las Torres un poco después del mediodía del 31 de diciembre, escalando primero la Cumbre Norte de la Torre Norte por “Espíritu libre” (5.11/A1, 500 m) y después la Cumbre Principal por “Cuenca única” (5.11/A1, 300 m). De ahí bajaron por la Monzino, tocaron el Col Bich y conectaron de una la Bonington-Whillans (5.11/A1+, 800 m). Descendieron al otro lado por la Kearney-Knight hasta arribar al último collado, el que separa la Central de la Sur. De aquí salieron disparados hacia arriba, se despacharon la respectiva Torre por la vía Aste (ED, 6c, 900 m) y bajaron por la misma ruta al valle. ¿Recorrido total? 2.500 metros. Realizado en 3 días y 2 noches, al cual denominaron “Estilo Andino Travers”.
Fantástico. Lo mejor jamás hecho en las Torres con la participación de algún chileno. Impecable, fulminante y que deja a todo el resto de los mortales en categoría penca boulder, lo peor. Eso al menos en términos de encadenamientos, velocidad y estilo.
Pero, en términos mundiales, ¿cuál es el preciso significado de esta actividad?
Bueno, para responder tal pertinente pregunta, primero hay que retrotraerse en el tiempo y contar una historia que comenzó 13 años atrás con Steve Schneider…
La estética importa
Este extraordinario y famoso escalador estadounidense de larga melena rubia, una que los pelaos envidian, también se tenía entre rulo y rulo hacer la referida travesía. Tras años de preparación, que le significaron subir previamente 4 veces la Torre Norte, 2 la Central y 1 la Torre Sur, tendría su oportunidad en el 2002.
¿Listo los cronómetros? Partieron. Schneider salió a las 02:00 AM del Campo Japonés, deglutió la Monzino en 45 minutos, hizo la Bonington-Whillans en 7 horas y media, rapeleó por ahí, pasó la noche, más bajadas y escaló la Torre Sur por la normal en 9,5 horas más. Descendió por donde mismo y llegó al Japonés de regreso para hacer un tiempo total de 51 horas.
Saltará a la vista que lo de Schneider es diferente a lo de SSC (Señoret, Señoret, Coussirat). No solo partieron de lugares distintos, sino que además lo de Schneider más parecía un encadenamiento, no una “travesía”, al no haber seguido una línea continua estética como podría ser la de seguir el filo de todas las cumbres involucradas que se recorta contra el cielo (respire hombre, respire). Pero bueno ya, la comunidad o los medios (no yo) le dio el rótulo respectivo (“travesía”) porque están comprados, no son muy inteligentes o porque igual lo de Schneider era meritorio. Mal que mal, lo había hecho en solitario en un tiempo cósmico (esssa onda).
¿Tamos listo? No. Falta, porque para hacer más sabroso el ave palta, un poco más de una década después llegó el español Pedro Cifuentes con una travesía que puso el microondas a todo chancho.
Aferrao al collao
Al igual que Schneider, Cifuentes también había invertido una cuantiosa cantidad de tiempo, medido en años, para estar preparado para su intento.
Él comenzaría el 14 de enero del 2013. Subió por “Espíritu libre”, tomó “Cuenca es única”, bajó por la Monzino, escaló la Bonington Williams, descendió por la Kearney-Knight y… bum, tomb, cuack… ¡Mal tiempo! Que lo dejaron días y días esperando por ahí, hasta que, alejadas las tormentas, subió la Torre Sur por la Aste y, atención, peligro de gol, ¡BAJÓ POR HOTH! (5.10+, A4 WI2/3, 1.100 m). Santa cachucha Barman.
Cifuentes terminaría su travesía no sé dónde el 11 de febrero, o sea… ¡29 días después de haber partido! Y en condiciones igualitas a las de como ir a un encuentro de escaladores sin tanque de oxígeno.
OK. Lo hecho por Cifuentes no pertenece a este planeta y, al bajar por Hoth, planteó una línea estéticamente perfecta, al no descender nunca por una línea previamente escalada. Peeeeero…
Hubo objeciones al supuesto logro tal y como fue publicitado (primera travesía mundial de las Torres), porque, por ejemplo, era difícil obviar el extensivo período de tiempo que permaneció en el collado Torre Central-Torre Sur. Quitándole a su esfuerzo la característica de one-push que uno esperaría de una travesía así en las Torres del Paine. Lo que estoy tratando de explicar es que si a Cifuentes lo pilló el mal tiempo en un lugar que se accede a pie desde el valle, como que el sentido común te dice “baja y parte de nuevo, porque este intentó ya se funó”. Concepto que también lo puedo decir en ruso: funova.
Además que, según leí, Cifuentes recibió asistencia para capear la espera, lo cual, para los puristas que exigen que la travesía sea hecha como línea continua y sin soporte externo, invalida el logro. O sea, la ayuda que recibió Cifuentes fue como que le entregaran comida en un torpedo. Esa talla hay que entenderla.
Aún así, de nuevo, la comunidad y los medios (no yo), le entregó méritos y rótulos a Cifuentes, con palabras que siguen dando vuelta en el mundo digital.
¿Y eso sería todo? No, esperen, paciencia, no abran el horno antes de sentir el olor a quemado. Hay otro grupo más involucrado.
Acrónimos para comer
Coincidente con el esfuerzo de los Señoret, había otra cordada que también quería hacer la “travesía”. Eran el español Oriol Baró y los argentinos Esteban Degregori y Paula Alegre, quien, por si no saben leer, es una dama. De hecho, la primera involucrada en esta historia.
Para no estirarme más de lo que ya me he alargado, ellos repitieron exactamente la línea Schneider: Monzino, Bonington-Whillans, Aste para arriba, Aste para abajo y chao. Ellos terminando antes que los SSC.
Y ahora sí que la historia termina.
Antes de dar mi opinión, debe quedar claro que hasta aquí soy inocente; solo estoy recontando los hechos tal y como han ocurrido en los últimos 15 años. Que era necesario para responder lo que todos quieren saber: ¿quién hizo la primera travesía de las Torres del Paine?
Pues para mí la respuesta es… depende.
Porque al final es un problema de definición: qué es lo que entiende quién por una travesía. Algunos consideran que lo de Schneider y lo de Oriol et alii (chúpense esa) es más bien una W, en cuyo caso Cifuentes hizo una AAAA y los SSC una NW, lo cual hace de este embrollo una total PLW.
Por lo tanto aquí habrá opiniones para todos los gustos dependiendo de qué considere uno, o no, como el recorrido utilizado. En ese sentido, efectivamente SSC hicieron la primera travesía mundial tipo NW. Y sí, también creo yo que la AAAA de Cifuentes no cuenta.
Lo que no quita que yo siga y siga insistiendo que falta el Peineta. Que es la cuarta Torre del Paine, que nadie pesca porque tiene una negra joroba fea que no la hace esbelta desde el Valle de las Torres (aunque sí lo es desde el Valle del Silencio).
Naviando
De aquí pasamos a Abraham Navia, el energético gestor del grupo Newen, que si se queda un mes más en Torres del Paine las termina por desgastar.
Primero con Pablo Ormazábal, cuando hicieron un primer y re sufrido esfuerzo en que casi llegaron a la cumbre de la Torre Norte por la ruta Taller del Sol. Después escalaron 3 largos de un sistema de diedros y fisuras que terminó en la ruta Monzino y que podría, o no, ser una entrada nueva (quizás era la Cornwell; que no es la Schiffer ni tampoco la Johansson). Días más tarde la tercera es la vencida y llegaron a la cumbre cumbre de la Torre Norte por la Monzino. Después Navia, con Gabriel Mancilla, haría el Peineta por “Duraznos para Don Quijote” (5.10+/C1, 10 largos), repetiría la Monzino con Ivonne Donoso y, abúrrete, terminaría abriendo, en el sector “Mandíbulas de Rambo” con la misma Donoso y Víctor Fernández, “Chi dormi no escali” (6b+, 3 largos, 100 metros). Después de eso Navia se iría a Natales para darle cuatro manos de pintura a la Municipalidad.
Hubo otro esfuerzo que involucró a chilenos en la travesía de las Torres. Me refiero a Sebastián Rojas, Diego Señoret y Martín Aldunate, que se propusieron realizarlo en modalidad NIC (ni idea cual). Ellos partieron el 16 de enero, pero cuando estaban en la primera pata, en la mencionada “Espíritu Libre”, se les cortó una cuerda y con eso sería todo. Para desquitarse, de puro picados, dos días después escalaron la Torre Sur.
Habría otras actividades más en el área. Daniel Darrigrandi, Polo Ángel y Fernando Viveros entre el 1 y 4 de enero abrieron una nueva vía a la Cara Este del Almirante Nieto, a la cual llamaron Génesis (PD, VI, 70º, 1.300 metros).
Y, entendiendo que hubo varias escaladas más que, de puro agotado que estoy no voy a mencionar, pasemos ahora al otro lado de la frontera, un poco más al norte.
Ferrari brm, brm
Múltiples fueron las actividades en el Cordón del Torre, pero sin lugar a dudas lo más relevante ocurrió en el Cerro Torre mismo.
Hacía ya tiempo que se le venía hincando el diente a lograr el primer ascenso nacional a esta montaña por la vía Ferrari (las anteriores habían sido por la ahora extinta Maestri). Perdí la cuenta de exactamente cuántos esfuerzos hubo, pero en varios de ellos aparecía el nombre de Cristóbal Señoret. Quien regresaría de nuevo, esta vez en diciembre, ahora junto a Juan Señoret e Iñaki Coussirat. O sea, SSC unidos, jamás serán vencidos.
El intento se llevaría a cabo a partir del 12 de diciembre, por 5 días. Niponino, paso Standhard, Filo Rozo y, cuando justo los eventos jugaban en contra (una avalancha les dañó la logística), el buen tiempo mejoró. No los voy a aburrir esta vez con los detalles y solo diré que hicieron cumbre. Bravo, bravo, bravo. Primer ascenso de chilenos al Cerro Torre por la Ferrari.
Adicionalmente Cristóbal Señoret haría en diciembre la aguja Guilloumet por la Amy, un intento por la Potter Davis a la Poincenot, la Saint Exupery por la Kearny Harrington, un intento al Fitz Roy por la Royal Flush, la Guilloumet por la Brenner, la ruta Argentina a la Mermoz, y, claro, cierto, se me olvidaba, el 25 y 26 de febrero por la Franco Argentina al Fitz Roy, con el mismo Coussirat más el argentino Ignacio Molinelli. Aventuras que cronológicamente hablando se mezclan con la referida travesía a la Torres del Paine.
¿Conclusión? Malito para escalar el Señoret.
De pilares y picos
El Fitz Roy por su lado norte baja con estribaciones que crean un característico pilar, el cual fue escalado por primera vez en 1979 por Renato Casarotto, quien lo bautizó con el nombre de su señora, Goretta Traverso.
Originalmente, el entonces así conocido Pilar Goretta, era solo un punto intermedio en dirección a la cumbre del Fitz Roy, tal y como el mismo Casarotto hizo. Pero que con los años se ha convertido en un objetivo en sí, al cual los chilenos no se han restado…
El primer intento que tengo registrado (no sería raro que hubiera otros) cuentan de un esfuerzo en noviembre del 2005 por Andrés Zegers y Carlos Pinto (QEPD) por la variante “Kearny-Knight” (ED, 6c/6b, A1, 1.200 m,). Pero serían 6 años después, en febrero del 2011, que José Edwards y el francés Greg Laberti llegarían a su pináculo, por “Mate y Porro” (ED, 6b, A2, 1.200 m). Tengo entendido, puedo estar equivocado, que Edwards y Laberti pretendían continuar hacia la cumbre del Fizzz, pero encontraron los sistemas de fizzzuras copados con cazzzcadas de agua y se que regrezzzar.
Entonces con solo un ascenso nacional, llegaron Rodolfo Torrens e Ignacio Vergara a esta historia. Tras salir de Coyhaique el 12 de enero, el 17 y 18 aproximaron. El 19 escalaron 12 largos por “Mate y Porro”, hasta la gran terraza, y el 20 hicieron cumbre. Un ascenso limpio, preciso, hecho en 5 días Chaltén-Chaltén. Felicitaciones. Segundo ascenso nacional y primero de una cordada todo-chilena (All Chilean FIFA around the world).
Eso no sería todo. Desconociendo lo de Torrens y Vergara, Ignacio Morales, Francisco Rojas y Jimmy Mora harían un intento al Pilar, uno que fue frustrado por mal tiempo. Después Rojas se retiraría por no disponer de más días libres, dejando a la cordada con nombre de película: “Mora y Morales; cargados más que nunca”. Quienes finalmente a las 11 PM del 26 de febrero alcanzarían la cumbre del Pilar Goretta por la ruta “Mate y Porro”. Tercer ascenso nacional.
Para concluir me gustaría comentar que, dado el nivel que se está viendo, es cosa de tiempo no más que llegue un flaco que realice la primera ascensión chilena a la ruta Casarotto completa. Esto es el Pilar Goretta más los 350 y pico de metros que los separan de la cumbre del Fitz Roy.
Molido Fitz+Torre
El resto fue nutrido e imposible de abarcar.
Previo a sus esfuerzos en el Pilar Goretta, Francisco Rojas y Jimmy Mora estaban seriamente intentando la Egger, la única aguja principal que va quedando sin ascenso nacional en el cordón del Torre. Para ello le hicieron una aproximación desde las rampas de la Standhardt a la Punta Herron, pero el glaciar estaba horriblemente agrietado, con peligro de avalanchas, así es que para abajo. Después harían un segundo esfuerzo por Titanic (6a, A2, 90˚, 950 m) ruta que, como en su partida ya no existe porque se hundió con el barco, los obligó subir bien pegados a la derecha. Tras 7 largos se toparon con un sector de roca que estaba en huelga; vivaquearon y chao de nuevo. Como desquite, después escalarían la Saint Exupery por la ruta Kearney-Harrington (6a, 30˚, 400 m).
Otra cosa interesante. A fines de enero Sebastián Godoy escaló con el alemán Tobías Wolf en 8 horas el Pilar Rojo de la Mermoz, la controvertida y en mi opinión retrógrada línea abierta por Kurt Albert y Bern Arnold en 1999 (7a+, 15 largos, 400 m). Yo viejo mañoso alego, pero Godoy no tiene la culpa de nada y sería el primer chileno en hacer la ruta misma (no fueron a la cumbre).
Y después, varios ascensos varios y numerosas escaladas numerosas. Alexis Rojas y Rubén Rojas hicieron 2 veces la Guilloumet (Fonrouge, Amy), el Mocho sería escalado por María Ibarra y Lina Torres, también por David Erices (junto al argentino Joaquín García), Felipe Meza y Pedro Vergara hicieron la Guilloumet, José Edwards la Desmochada, Manuel Medina, Pablo Miranda y Armando Montero hicieron la Guilloumet por la Brenner, etcétera, etcétera, etcétera.
Creatividad agotada
No me quedan más chistes fomes para adornar lo que viene a continuación: las dos actividades de interés que hubo en el Campo de Hielo Norte.
Primero fue el esfuerzo de Armando Montero y Juan Ruiz, quienes en los últimos días de noviembre partieron de Coyhaique con la idea de realizar el primer ascenso del Puño, una montaña de 2.300 metros de altura que se ubica en la zona del glaciar Colonia. ¿Por qué a las colonias le llaman colonia?
Con comida para 4 a 5 días, les tomó uno y medio cruzar la selva austral, luego pudieron montarse en el glaciar y hacer un vivac en una cueva de nieve a 1.700 metros. El 2 de diciembre fueron conectando aristas por la parte sur, cruzaron la parte superior del glaciar, tres largos de mixto, meseta superior, torreón final por el oeste y ¡cumbre loco! ¿Altitud reportada? 2.300 metros.
Dos meses después los NOLS-boys tocaron la campana. Un grupo de 16 alumnos liderados por Anne Peick, Christian Steidle, Martín Arteaga y Pedro Binfa, se adentraron en el valle del río Engaño, más específicamente en la zona denominada Cordón Colmillo, ubicado al noreste del monte San Valentín.
Tras realizar ascensos a los cerros Colmillo y Delicado, Zack Dameron, Matt Beehler y el mencionado Binfa intentaron el ascenso de otra que se encuentra por ahí y que al parecer no tenía previas ascensiones. Encontrarían acarreos, una que otra pasada de IVº grado, pasadas verticales, filo y la cima. A unos preliminares 1.795 metros.
Avellano con cuello
En noviembre habría un nuevo intento a la Torre del Avellano, uno de la mano de Manuel Medina, Rodolfo Torrens y Sebastián Rojas, del cual sin querer se gatillaron otros temas…
Tras la aproximación estándar, incluyendo un par de campamentos, entraron a la pared en la tarde de lo que sería el primer día de escalada. Tras montarse en un espolón y seguir fisuras, hicieron 3 largos y el vivac, en el cual, como es la tradición, pasaron más frío que portero de edificio DFL2. Al segundo día continuaron, llegaron al headwall final, largos más delicados y, en medio de viento y humedad, hicieron cumbre. El frío fue intenso en la bajada, pero los muchachos tienen carrete y pudieron resolverlo.
Antes de devolverse, tuvieron tiempo de intentar otra ruta en una montaña cercana, pero a pocos largos de la cumbre Torrens tuvo un vuelo y optaron por no continuar.
Todo OK. Los muchachos regresaron pensando que habían abierto una nueva ruta a la Torre del Avellano al cual llamaron “Arroz con leche y canela”. El problema surgió después, al comprobarse que la mayor parte de su recorrido era “Avellano para el Verano”, la vía de Ignacio Morales e Ignacio Grez abierta ocho años antes.
Entendiendo que había algunas diferencias entre ambas líneas, ¿daba para llamarla variante? ¿O era simplemente una repetición? La respuesta a este candente tema, es para mí de nuevo un sonoro y estridente “depende”.
Porque no existe una ecuación perfecta que determine matemáticamente a partir de qué punto un recorrido debe ser llamado “ruta”, “variante” o “repetición”. Que es en parte porque históricamente yo no le he dado mucha importancia a esta discusión. Es más, me da flojera discutir por un diedro más, un diedro menos.
Sin embargo, mi apatía no quita que el episodio sea ilustrativo de varias cosas. Por un lado, que un verdadero macho alfa no debería tener problemas en admitir que ha repetido una ruta. Y lo segundo, recordar que los tiempos han cambiado y hoy en día hay una masiva actividad en todo el país, por lo que cada vez debiera ser más difícil encontrar recorridos nuevos. Lo que exige, o mejor dicho, hace de la labor de documentarse, una tarea obligatoria.
De lo contrario, no vaya a ser que tras gastarse un mes de tiempo y dinero, y sigo hablando en general, una cordada cualquiera regrese pensando que se acaba de embolsar el itinerario del siglo… solo para descubrir después que la ruta estaba más recorrida que taza del water.
Tercer Polo
Continuamos trepando por Chile y llegamos al siguiente polo de desarrollo: Trepananda. O sea, Coyhaique y todos sus cercanos y lejanos alrededores.
En el cordón del Cochrane, a mediados de octubre, Inés Dussaillant participó por algunos días en una de las actividades de la EFA (Equipo Femenino de Alpinismo), de España, con la apertura de una vía en una torre virgen de la cordillera Cochrane (Jaque Mate, 650 metros, 80º, M6).
El 4 de noviembre Marco Poblete subió una virgen torre de 2.170 metros, ubicada en el sector del portezuelo Cofré, junto a Pedro Sepúlveda. La llamaron “La Torre Sin Nombre”.
El 6 y 7 enero, Ignacio Vergara y Rodolfo Torrens hicieron en 25 horas continuas el primer ascenso del Viejo, otra de las emblemáticas cumbres de Cordillera Castillo, una que normalmente no se alcanza a ver por localizarse detrás del Palo.
En ese mismo mes, Pablo Miranda y Manuel Medina abrieron una vía por la última de las vertientes del cerro Castillo que estaba sin presencia: su cara norte. La ruta termina exactamente en la cumbre, con el crux localizado en el séptimo largo. La denominaron “Fragilidad” y la hicieron en el día desde Coyhaique (6b R, 11 largos, 600 metros).
Todavía en enero, los días 20, 21 y 22, Juan Ruiz y Martin Hartman hicieron la Pared Oeste del Castillo, pero no me refiero al famoso aquel que todos conocemos (en Coyhaique), sino del otro que está ubicado en Aysén. El ascenso de estos muchachos sería el cuarto registrado. Los anteriores fueron Calvis-Sanhueza, Calvis Hartman, Ruiz-Torrens y Calvis-Estai-Quedando.
De vuelta al otro Castillo, ahora le tocó el turno al Palo, la otra de sus montañas insignes. La que una vez se demostró casi invencible, ahora presentó múltiples ascensos, por lo cual, después de hoy dejaré de mencionarla, al menos claro está, en lo que respecta a su ruta normal. En rigor, fueron 3 nuevas ascensiones; el 3 de febrero Marco Poblete y Guido Muñoz (cuarta escalada por esa ruta, quinta absoluta, tercera chilena); el 23 de febrero Juan Ruiz, Hugo Castañeda y Luis Torres; y dos días después Martín Arteaga, Pedro Binfa y José Luis Troncoso.
Luego vendrían las actividades sobre el Mano Negra. Este es una montaña formada con agujas y dedos y sobre la cual destacan también dos cumbres. Ha habido dudas sobre las actividades previas, pero todo parece indicar, o mejor dicho, todo pinta para que Hugo Castañeda, Juan Ruiz y Martin Hartmann fueran los que le hicieran el primer ascenso a la Torre Sur en febrero. Ganándole por poco el quien vive a Marco Poblete y Guido muñoz, el primero de los cuales le había hecho un buen intento años atrás que quedó corto por poco. No se sabe bien las alturas (rondan los 1.800 metros), no está claro cuál torre es mayor, no se sabe si la Torre Norte tiene ascensos y tampoco se sabe si Bachelet es rubia o teñida.
Cerca de la Junta, 250 kilómetros al norte de Coyhaique está el muy desconocido cordón Barros Arana, en cuyos faldeos (parezco documental) solo se reportaba el ascenso de Douglas Tompkins, Galen Rowell y los hermanos Cado y Josh Avenali al macizo mayor. Pues ahora Juan Ruiz, Martin Hartman, Hugo Castañeda y Cristóbal García le hicieron una visita, del 21 al 27 de marzo, escalando lo que debería ser la Torre Sur del condón, perdón, cordón (5.9, 6 largos).
Caumtepudehua
Dejando atrás Trepananda, es el turno de hablar ahora del esfuerzo de Nicolás Gutiérrez, Sebastián Rojas y Daniel Osorio en febrero por realizar el primer ascenso de una montaña gigante, con desniveles cercanos a los mil metros, que se ve desde la Carretera Austral y que tiene como forma de… Gorila.
Específicamente, se localiza en el extremo sur-este del Fiordo de Comau, también conocido por los antiguos como Leptepú, en la desembocadura del valle del río Vodudahue. Loco, ¿no podían tener nombres más fáciles?
La logística no era simple pero la resolvieron de formas varias. Accedieron a la ribera norte del Vodudahue antes de su desembocadura, cruzaron la playa y establecieron el campamento base.
Al día siguiente partieron temprano llevando comida y equipo para dos días. Fue complicado atravesar la selva y después de varias horas de esfuerzos, partieron la escalada propiamente tal, a las 11 horas. Diedro con ramas, off-width, placas, fisuras y cumbre a las 6 de la tarde. Rapeles solo de anclajes naturales y regreso peleándola con la selva y las mareas (“Raíces bajo llaves”, Pared del Gorila, 6A, 800 m).
Molido
En el recuento anterior lo había comentado, que era muy probable que hubiera más chilenos actuando en Europa y que yo de impotente y eunuco no los estaba reportando. Pues efectivamente así fue (lo de impotente). De lo que no reporté entonces hubo dos cosas que me parecieron pertinentes de comentar ahora.
Primero León Délano, un chileno que por intercambio estudiantil permaneció 7 meses en Europa. Él haría en agosto, junto al francés Boris Pivaudran, la Petit MacIntyre a la Cara Norte de las Grandes Jorasses (TD/IV 4+, 600 m), la directa a la Cara Sur del Piz Badile, en Val di Melo, en la frontera suiza italiana, y la Campanile Basso, en las Dolomitas. Posteriormente, ya en invierno europeo y sí dentro del periodo de este recuento, haría antes de las navidades del 2014 la invernal a la Modica Noury a la cara este del Mont Blanc de Tacul (4.248 m, TD, III, 5+, M5, 500 metros), con el también francés Christophe Ogier. Más nombres raros.
Y luego está Carlos Vásquez, un chileno radicado en Chamonix y que nunca para de realizar actividades. Lo primero a comentar, y también gran casualidad, es que también intentó la Petit Macintyre, topándose con Délano cuando este bajaba. Y luego Vásquez haría, el 25 de septiembre, la vía Eslovena al espolón Croz (V, 5, M6, 4C, 1000 metros). Para bajar hicieron unos rapeles y después a pie hasta el pueblo, unas 7 horas caminando. Posteriormente haría la invernal a la Cara Norte de la Aiguille du Midi y la ruta Fil a Plomb (III 4+ m4 1200 m). Guau, put a timp, cop a tlam.
Para los que no lo ubican mucho, Vásquez fue el chileno que escaló con Andrés Zegers el año pasado el Pilar Freney al Mont Blanc y la directa americana al Dru.
En África, a fines de enero, Rodericus Kafi realizó el primer ascenso nacional del Espolón del Diamante al Monte Kenia (5.199 m). Una ruta de 650 metros (450 más 200) que va al costado de la famosa pero ahora extinta vía “Corredor del Diamante”. La escalada la hizo en solitario y, al parecer, sería el tercer ascenso nacional absoluto de dicha montaña (tras Guido Polidori y los hermanos José y Daniel González en 1995; y luego Patricia Soto en el 2005, pero han pasado 10 años desde entonces y no sería raro que hubiera más).
En los Andes Centrales, Elvis Acevedo y Ulises Espinoza hicieron dos primeras ascensiones en 6 días en el valle Las Leñas, uno que estuvo cerrado por problemas de acceso. Ellos serían la cumbre central del General Carrera (Cara Norte, 3.198 m, AD-, 60°/5.7, 900 m) y el Manuel Rodríguez (4.026 m, AD-, 60°/5.7, 1,100 m). Adicionalmente se dieron tiempo para explorar el relativamente desconocido Cajón de Espinoza.
Un poco más al norte, Luis Concha y Franco Rodríguez se dieron maña de hacer el primer ascenso al cerro Diablo (4.229 m), localizada al interior de Coya y Pangal, en el cajón de Paredones (no confundir con la montaña del mismo nombre localizada al interior del cajón de Valdés, detrás del Diente del Diablo). El esfuerzo les tomó 4 días a partir del 4 de diciembre (AD, V, 60º, 1.000 m).
Y, loado sea el pulento, terminamos. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Salón de la Fama
Dos de los premios vacíos. La Colchoneta de Tungsteno a la Mejor Iniciativa, porque no hubo nada que alumbrara el vacío de la realidad nacional; y la Brújula de Uranio a la Mejor Expedición, pues tampoco hubo alguna que tuviera éxito y satisficiera la PAPA. Por aquí, nada.
Donde sí hubo méritos fue para la Mejor Actividad Técnica. Que no significa solo grado, sino que también la exquisita combinación y depuración de las “técnicas”, valga la redundancia. Que en el caso de este encadenamiento, la travesía de las Torres del Paine tipo NW, llega a un nivel de detalle increíble. Los problemas de definiciones y otras no cambian que la Jeringa de Plutonio se la lleven merecidamente Juan Señoret, Cristóbal Señoret y el argentino Iñaki Coussirat, por su “Andino Travers”.
¿Y el Ajo de Molibdeno al Mejor Deportista? Esta es fácil, a Cristóbal Señoret. O sea, el ejemplo perfecto de cómo debiera ser el elegido; una persona cuyo desempeño, de sólo escucharlo, haga que se nos caiga la quijada. O sea, o sea, o sea, que el desempeño hable por sí solo. O sea: primera travesía NW Torres del Paine, Mermoz, Guilloumet dos veces, Franco Argentina al Fitz Roy con dos escaladores más (Iñaki e Ignacio Molinelli), e intentos a la Poincenot, Royal Flush y quien sabe cuántas otras cosas más.
Ah, sí. Y también el Torre por la Ferrari. O sea… mejor retirémonos.

 


 

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